Hay noticias que, aunque parezcan solo del mundo empresarial, nos afectan a todos mucho más de lo que imaginamos. Y una de ellas es la que acaba de anunciar Correos: la incorporación de más de 1.000 vehículos eléctricos nuevos a su flota de reparto. Puede parecer un número más, pero en realidad es un paso firme hacia un modelo de transporte más limpio, más eficiente y más preparado para el futuro.
Déjame contártelo sin tecnicismos, de forma clara y directa, para que podamos entender por qué esto es importante, no solo para Correos, sino para todos nosotros.
Una apuesta real y visible por el transporte sostenible
Correos ha reforzado su compromiso con el medioambiente con una ampliación notable de su flota sostenible. Con esta nueva incorporación, la empresa pública suma:
800 nuevas motos eléctricas del modelo Nuuk Cargo Pro.
250 furgonetas eléctricas Renault Kangoo E‑Tech.
Y próximamente, 313 furgones híbridos enchufables más.
Esto representa una de las mayores incorporaciones de vehículos ecológicos en España dentro del sector logístico. Gracias a esta acción, para finales de 2025, más de 4.000 vehículos de la flota de Correos funcionarán con tecnologías sostenibles, ya sean eléctricos, híbridos o a gas.
En total, se espera que el 25 % de toda la flota de reparto esté compuesta por vehículos ECO a finales de este año. Un dato que no es menor si tenemos en cuenta la magnitud y extensión del servicio postal en nuestro país.
Motos eléctricas con tecnología y seguridad
Las 800 motos eléctricas Nuuk Cargo Pro no son simples vehículos de reparto. Incorporan tecnología de última generación que mejora tanto su funcionamiento como la seguridad de quienes las conducen.
Estas motos cuentan con:
Autonomía de hasta 120 km, ideal para jornadas completas en zonas urbanas.
Sistema de telemetría y geolocalización, lo que permite saber en tiempo real dónde se encuentra cada unidad.
Y, algo nada habitual en este tipo de vehículos: certificación de ciberseguridad emitida por AENOR.
Esto último garantiza que están protegidas frente a posibles ataques informáticos, lo que es especialmente relevante en un momento en el que todo está conectado.
Además, Correos sigue apostando por modelos adaptados a entornos urbanos complicados: 20 de estas nuevas unidades son motos eléctricas de tres ruedas, pensadas para zonas de difícil acceso, lo que eleva a 80 el número total de este tipo en la compañía.
Furgonetas eléctricas preparadas para el día a día
La segunda gran incorporación es la del modelo Renault Kangoo E‑Tech, una furgoneta eléctrica compacta, pero con una gran capacidad de trabajo. Entre sus principales ventajas destacan:
Hasta 4 metros cúbicos de capacidad de carga.
600 kilos de carga útil.
Autonomía de 300 kilómetros.
Sistema de carga rápida, capaz de recuperar hasta 170 kilómetros en solo 30 minutos.
Esto las convierte en una herramienta perfecta para el reparto urbano, donde el tráfico, las distancias cortas y las restricciones medioambientales están a la orden del día.
¿Por qué esto importa más de lo que parece?
En primer lugar, porque Correos no es una empresa cualquiera. Es una entidad pública que llega a todos los rincones del país, desde grandes ciudades hasta pueblos remotos. Cada cambio que introduce tiene un efecto multiplicador en todo el sistema logístico nacional.
Además, el transporte de última milla —es decir, el tramo final hasta el cliente— es el que más vehículos pone en la calle cada día. Y también es el que más impacto tiene en la calidad del aire en zonas urbanas.
Por eso, que una empresa como Correos decida renovar su flota con vehículos eléctricos tiene un impacto directo en:
La reducción de emisiones contaminantes.
La mejora de la calidad del aire en ciudades y barrios.
La creación de un modelo de reparto más silencioso, limpio y eficiente.
Una meta clara para 2028
Correos no se queda solo en el corto plazo. Tiene una hoja de ruta que mira al futuro con objetivos muy claros:
Que en el año 2028, al menos el 25 % de toda su flota sea completamente eléctrica.
Y que el 50 % esté compuesta por vehículos sostenibles, incluyendo eléctricos, híbridos y a gas natural.
Esta planificación no es una simple promesa. Se basa en inversiones concretas, como la creación de más de 500 puntos de recarga propios distribuidos por toda España. Gracias a esta infraestructura, Correos puede recargar sus vehículos eléctricos sin depender de redes externas, lo que mejora su autonomía operativa.
Innovación desde lo local
Un detalle que me parece especialmente importante es que muchas de estas motos eléctricas han sido desarrolladas por la empresa Nuuk Mobility Solutions, ubicada en Euskadi. Es decir, estamos hablando de tecnología nacional, fabricada en casa, que se integra en un proyecto público.
Esto demuestra que la innovación y el compromiso con el medioambiente no tienen por qué venir del extranjero. Hay talento local, tecnología puntera y empresas que apuestan por una nueva forma de moverse.
Apoyar este tipo de iniciativas significa también fomentar el empleo, la industria y la innovación en España.
Una flota más preparada, una ciudad más habitable
Si vives en una ciudad, seguro que alguna vez has visto una furgoneta de reparto parada en doble fila, un vehículo emitiendo humo en una calle estrecha o simplemente has sentido el ruido constante de motores en zonas céntricas.
Cambiar eso no es solo cuestión de normas, sino también de herramientas. Y esas herramientas empiezan con vehículos más silenciosos, menos contaminantes y más eficientes.
Por eso este movimiento de Correos no es solo una cuestión de imagen o marketing. Es un paso firme hacia una ciudad más habitable, donde el reparto no sea sinónimo de molestias, sino de servicio útil y respetuoso.
Conclusión: menos humo, más acción
Correos está haciendo lo que muchas otras empresas todavía no se han atrevido a hacer: transformar su flota de verdad. No con promesas vagas, sino con compras reales, tecnología concreta y una estrategia clara a varios años vista.
Este cambio no solo mejora sus operaciones. También lanza un mensaje potente al resto del sector logístico: es posible ser eficiente, competitivo y sostenible al mismo tiempo.
Y como ciudadanos, también nos da una señal clara: las cosas pueden cambiar si se toman decisiones valientes.
Porque si el correo puede llegar a cualquier parte sin contaminar, ¿por qué no puede hacerlo el resto?