Euskadi está cambiando la logística con proyectos tecnológicos reales y colaborativos

En un mundo donde el transporte y la logística están cambiando a una velocidad de vértigo, Euskadi se está posicionando como un verdadero referente. Y no lo está haciendo por casualidad. Desde hace tiempo, el Clúster de Movilidad y Logística del País Vasco viene apostando fuerte por algo que cada vez es más importante en cualquier sector: la colaboración. Pero no cualquier colaboración, sino una que está totalmente enfocada en conseguir que las empresas trabajen juntas, compartan sus aprendizajes y, sobre todo, pongan en marcha proyectos reales con tecnología que se puede tocar.

No es una cuestión de grandes discursos ni promesas vacías. Es una forma muy práctica de mejorar, paso a paso, la forma en la que se mueven las mercancías, se organizan las rutas o se usan los recursos. Y todo esto se está haciendo con una idea muy clara en la cabeza: que la logística del futuro no puede ser solo más rápida o más barata, también tiene que ser más inteligente y más respetuosa con el entorno.

Un plan que pone en el centro a las empresas

Una de las claves de este impulso está en la manera en que se plantean los proyectos. No se trata simplemente de juntar a gente en una sala y que hablen de innovación. Lo que se está haciendo es acompañar a las empresas para que detecten sus problemas reales y, a partir de ahí, crear grupos de trabajo que se centren en resolver esos retos.

El Clúster está actuando como un organizador, pero también como un facilitador. Ayuda a formar los grupos, a buscar soluciones tecnológicas, a identificar ayudas públicas y, lo más importante, a hacer que esas ideas se conviertan en cosas concretas.

Cuatro grandes proyectos que ya están en marcha

En este momento, hay cuatro líneas de trabajo que destacan dentro del programa. Cada una de ellas responde a una necesidad distinta, pero todas tienen un objetivo común: mejorar la eficiencia del sector logístico en Euskadi.

1. LogiTrack: mejorando la trazabilidad de las mercancías

Uno de los proyectos más avanzados es LogiTrack, que busca aplicar sensores y herramientas de seguimiento para saber en todo momento dónde están las mercancías y en qué condiciones viajan. Esto es clave, por ejemplo, para productos delicados o con condiciones de transporte específicas.

Gracias a esta tecnología, las empresas pueden actuar con rapidez si surge un problema, evitar pérdidas y mejorar el servicio que ofrecen a sus clientes.

2. Logistock: optimizando el uso del espacio

Otro proyecto muy potente es Logistock, que se centra en cómo se gestiona el espacio dentro de los almacenes. Aquí la clave está en usar herramientas digitales que permitan saber qué huecos están libres, cómo organizar mejor las estanterías y qué rutas pueden seguir los trabajadores o las máquinas para ser más rápidos y seguros.

Esto, que puede parecer un detalle menor, en realidad tiene un impacto enorme en los costes y en la rapidez con la que se preparan los pedidos.

3. FleetCare: alargando la vida de los vehículos

La flota de camiones, furgonetas y otros vehículos es uno de los activos más importantes para cualquier empresa logística. Con FleetCare, el objetivo es aplicar sistemas que permitan hacer un seguimiento del estado de cada vehículo, anticiparse a las averías y programar mejor los mantenimientos.

De este modo, se evita tener vehículos parados, se reducen los costes por reparaciones urgentes y, además, se mejora la seguridad.

4. Recylog: hacia una logística más sostenible

Por último, Recylog es una iniciativa que va más allá del ahorro de costes: busca reducir el impacto medioambiental de la actividad logística. ¿Cómo? Analizando los flujos de mercancías para evitar trayectos innecesarios, promoviendo la reutilización de embalajes y fomentando el uso de medios de transporte menos contaminantes.

Es un proyecto que, además de tener beneficios económicos, también conecta con algo cada vez más importante para la sociedad: la necesidad de cuidar el planeta.

Una forma distinta de innovar

Lo que hace especial a esta apuesta del Clúster es que no se basa en la teoría, sino en la acción. No se trata de esperar a que llegue la solución perfecta desde fuera, sino de construirla desde dentro, con la experiencia de las propias empresas y con una mentalidad muy práctica.

Además, este enfoque tiene otra gran ventaja: se fomenta la confianza entre las empresas. Cuando varias compañías trabajan juntas, se conocen mejor, comparten sus miedos y sus logros, y eso genera un tejido empresarial más fuerte y preparado para los retos que vienen.

Más allá de la tecnología: las personas

Aunque todo esto va de sensores, datos y sistemas digitales, hay algo que está muy presente en todos los proyectos: las personas. Porque por mucho que avancemos en tecnología, al final son los equipos humanos los que hacen que las cosas funcionen o no.

Por eso, otro de los pilares del Clúster es la formación. Se están desarrollando acciones para que las personas que trabajan en logística puedan aprender a usar estas herramientas, entender cómo les ayudan en su día a día y perder el miedo a los cambios.

Un modelo que puede inspirar a otras regiones

Lo que está ocurriendo en Euskadi con esta iniciativa no es solo interesante para quienes trabajan allí. Es un ejemplo que puede servir de inspiración para otros territorios, tanto dentro como fuera de España. Porque demuestra que con colaboración, enfoque práctico y una buena dosis de compromiso, se pueden conseguir avances reales en muy poco tiempo.

Además, este tipo de proyectos muestran que la innovación no tiene por qué ser algo lejano o complicado. Puede ser algo muy cercano, que mejora la vida de las personas que trabajan cada día en el sector y que tiene un impacto directo en la calidad del servicio que reciben los clientes.

Conclusión: paso a paso, pero con firmeza

La logística está cambiando, y quienes no se adapten corren el riesgo de quedarse atrás. Pero adaptarse no significa hacerlo todo de golpe ni invertir enormes cantidades de dinero. A veces, basta con mirar de otra forma los problemas de siempre, buscar aliados con los que compartir ideas y dar pequeños pasos bien pensados.

Eso es justo lo que está haciendo el Clúster de Movilidad y Logística de Euskadi. Y por eso, más allá de los resultados concretos de cada proyecto, lo más valioso de todo esto es el cambio de mentalidad que se está generando. Una mentalidad que apuesta por la mejora continua, por la colaboración y por un uso inteligente de la tecnología.

Y esa, sin duda, es la mejor manera de construir el futuro.