La crisis del reparto de última milla: cómo la guerra de precios está hundiendo el sector

Qué está pasando con el reparto de paquetes en nuestras ciudades.

Algo que parecía muy cómodo para todos, como recibir un pedido rápido y barato, está causando graves problemas dentro del sector. Vamos a ver qué está ocurriendo realmente con lo que se conoce como la “última milla” y por qué está en riesgo.

¿Qué es la última milla?

La “última milla” es el trayecto final que hace un paquete desde un centro logístico hasta tu casa. Es el tramo más costoso y complicado del reparto porque necesita rapidez, precisión y una organización muy afinada. Imagina que alguien compra algo por internet y lo quiere en su casa al día siguiente. Eso significa que una persona, una furgoneta y una ruta deben estar listos para llevar ese paquete directamente al cliente en muy poco tiempo.

¿Qué está pasando con este sector?

En los últimos años, muchas empresas han querido participar en este negocio porque el comercio online crece cada vez más. El problema es que han empezado a competir bajando los precios. Esta guerra de precios ha llevado a que el reparto de última milla se convierta en una actividad muy poco rentable para muchas compañías.

En algunos casos, las tarifas que reciben las empresas repartidoras son tan bajas que ni siquiera cubren sus costes. Y como no pueden subir los precios por miedo a perder contratos, muchas se ven obligadas a seguir trabajando en condiciones cada vez más precarias.

¿Quiénes están sufriendo más?

Los primeros que notan el impacto son los pequeños empresarios del transporte. Muchos de ellos son autónomos o pequeñas cooperativas que trabajan para grandes plataformas logísticas. Aunque reparten cientos de paquetes al día, apenas ganan lo suficiente para sobrevivir. A veces tienen que pagar su propia gasolina, el mantenimiento de los vehículos y asumir riesgos laborales, todo por unos ingresos mínimos.

Esto también afecta a los trabajadores contratados, que ven cómo se reducen sus sueldos, aumentan los ritmos de trabajo y desaparecen los derechos laborales básicos. Las condiciones se han vuelto tan duras que muchos prefieren abandonar el sector.

¿Por qué ocurre esta situación?

Todo gira en torno a una idea: el cliente siempre quiere más y más rápido, pero pagando menos. Y para responder a esa demanda, las grandes empresas del comercio online presionan a sus proveedores para que reduzcan los costes al máximo.

Esto ha creado una especie de espiral en la que cada actor de la cadena intenta reducir sus propios gastos, a veces incluso dejando de lado la calidad del servicio o la seguridad de los trabajadores. Se ha llegado a un punto donde el precio lo domina todo, sin importar las consecuencias.

¿Qué consecuencias tiene?

Esta guerra de precios está provocando un deterioro general del servicio. Los repartidores tienen menos tiempo para entregar, lo que puede llevar a errores o paquetes extraviados. Aumentan los accidentes laborales y se deteriora la imagen de muchas empresas que, en otro momento, eran sinónimo de fiabilidad.

Además, está apareciendo una alta rotación de personal. Las empresas no consiguen retener a los trabajadores porque las condiciones son malas. Esto genera inestabilidad, peor atención y más problemas operativos.

¿Qué dicen los expertos?

Muchos especialistas en logística advierten que el modelo actual no es sostenible. Si se mantiene este ritmo, llegará un momento en que las empresas pequeñas desaparecerán, quedando solo unas pocas grandes con el control total del mercado. Y eso afectará a todos: menos competencia, menos innovación y servicios más caros a largo plazo.

También se habla de la necesidad de repensar el modelo logístico. Algunas voces proponen soluciones como:

  • Repartos agrupados en lugar de individuales.

  • Recogida en puntos fijos para reducir recorridos.

  • Uso de vehículos eléctricos y más sostenibles.

  • Mayor apoyo legal a los repartidores.

¿Qué podemos hacer como usuarios?

Como clientes, tenemos un papel importante. A veces pedimos cosas por comodidad sin pensar en el esfuerzo que hay detrás de una entrega rápida y barata. Elegir envíos agrupados, aceptar esperas de unos días más o recoger en puntos de entrega puede ayudar a mejorar la situación del sector.

Conclusión

El reparto de última milla se encuentra en una situación crítica. Lo que empezó como una revolución en la comodidad y el comercio digital, se está convirtiendo en una carrera hacia el abismo, donde las condiciones laborales empeoran y los pequeños transportistas se hunden.

La solución no pasa solo por cambiar precios, sino por entender que la calidad del servicio y el respeto a quienes lo hacen posible deben estar por encima de la obsesión por la inmediatez.

Porque si seguimos en esta dirección, el coste real lo acabaremos pagando todos.