Cada vez es más evidente que la logística urbana está entrando en una nueva etapa. Y esa etapa está liderada por los robots autónomos. Lo que antes parecía algo de películas, ahora se está convirtiendo en una solución real, rentable y con un enorme potencial de crecimiento.
Según un estudio reciente de ABI Research, las entregas realizadas por robots autónomos generarán cerca de 1.740 millones de dólares en ingresos para el año 2032. Y este dato no es casualidad. Viene impulsado por una combinación de factores que están cambiando la forma de mover productos por las ciudades.
¿Por qué ahora?
Todo esto está ocurriendo porque las ciudades necesitan resolver tres problemas urgentes:
1️⃣ Las entregas de última milla son cada vez más caras.
2️⃣ Las normas para reducir la contaminación son más estrictas.
3️⃣ Los consumidores quieren recibir sus pedidos más rápido.
Y ahí es donde los robots móviles autónomos, conocidos como AMR por sus siglas en inglés, ofrecen una solución clara. Pueden moverse por calles, aceras o campus sin intervención humana, consumen poca energía, y tienen el coste por entrega más bajo de cualquier otro tipo de vehículo.
¿Dónde se están usando actualmente?
Aunque muchas pruebas aún están en fase piloto, ya hay zonas donde se usan de forma habitual:
🔹 Universidades
🔹 Centros comerciales
🔹 Áreas urbanas controladas
Pero el plan es ir mucho más allá. Se espera que estos robots pasen pronto a recorrer barrios completos en grandes ciudades, haciendo entregas rápidas y sin necesidad de furgonetas tradicionales.
Y no hablamos de un futuro lejano: se calcula que para 2032 se realizarán más de 24.000 entregas al año utilizando este tipo de robots.
Empresas que ya están apostando por ellos
En Norteamérica, ya hay muchos proveedores que están liderando este cambio. Empresas como Nuro, Cruise y Starship Technologies han desarrollado robots capaces de entregar productos de forma autónoma. Y gracias al avance de la tecnología, cada vez se les están dando más usos en logística urbana.
Un buen ejemplo es el de Starship Technologies, que se ha asociado con Bolt Food en Europa. Su colaboración está permitiendo probar estos robots en el reparto de alimentos, lo que además responde al crecimiento del comercio electrónico en este sector.
El e-commerce como gran motor de cambio
El comercio electrónico está creciendo a pasos gigantes. Y dentro de ese crecimiento, el sector de la alimentación online es uno de los que más rápido avanza.
En 2020, solo el 8,8% de las compras de comida se hacían por internet. Pero se espera que en 2026 ese porcentaje suba hasta el 15%. Y con ese aumento de pedidos, también crece la necesidad de hacer entregas rápidas, frecuentes y sin margen de error.
Es ahí donde los robots encajan perfectamente. Pueden hacer muchos viajes al día, moverse sin problemas por zonas urbanas y entregar con precisión, sin contaminar.
¿Qué piensan las ciudades?
Uno de los desafíos más interesantes será cómo las ciudades se adaptan a compartir aceras, calles y espacios públicos con estos nuevos actores: los robots.
Las primeras pruebas muestran que hay buena aceptación por parte de las comunidades. Aun así, las autoridades y las empresas deben trabajar juntas para asegurar que:
🔹 Se respeten las normas de convivencia.
🔹 No haya accidentes ni conflictos con peatones.
🔹 La tecnología se integre bien en el entorno urbano.
Lo positivo es que, al tratarse de robots pequeños, eléctricos y autónomos, su impacto visual y sonoro es mínimo. Eso facilita mucho su integración.
¿Por qué son tan rentables?
La razón principal es que, a medida que se expanden y perfeccionan, los AMR permiten reducir muchos costes:
🔹 Menos combustible.
🔹 Menos mantenimiento.
🔹 Menos errores humanos.
🔹 Más entregas en menos tiempo.
Y si a eso le sumamos que el consumidor ya espera recibir sus compras casi de inmediato, estos robots se vuelven una herramienta clave para mantenerse competitivo.
Conclusión
Como profesional que asesora a empresas que buscan modernizar su logística, no tengo dudas: los robots autónomos están marcando el camino hacia un modelo de reparto más inteligente, sostenible y económico.
Estamos viendo un cambio que combina tres cosas esenciales: ahorro, eficiencia y respeto por el entorno. Y no es un experimento: ya está en marcha en muchas ciudades y pronto será parte de nuestra vida diaria.
El reto está en saber aprovecharlo. Y quienes den el paso antes, tendrán una ventaja enorme en un mercado donde el tiempo y la sostenibilidad ya no son opcionales, sino exigencias.