Las consecuencias de la inteligencia artificial en la logística de última milla

Como consultor, estoy viviendo de cerca la transformación digital de las empresas y puedo decirte que la inteligencia artificial ya no es cosa del futuro. Está aquí, en nuestro día a día, y uno de los sectores donde más impacto está teniendo es en la logística, sobre todo en lo que llamamos la “última milla”.

¿Y qué es eso de la última milla? Muy fácil. Es el último paso de un pedido antes de llegar a la puerta de tu casa. Es ese tramo final donde los paquetes deben llegar rápido, bien organizados y sin errores. Y ahí es donde entra en juego la inteligencia artificial (IA) con fuerza.

Hace poco, hablábamos solo de usar la IA para organizar rutas o para automatizar tareas. Pero en muy poco tiempo todo ha cambiado. Ahora, ya estamos trabajando con lo que llamamos IA líquida e IA cognitiva. Y suena muy complicado, pero no te preocupes, lo voy a explicar de forma muy simple.

La IA líquida: flexible como el agua

Imagina que tienes que repartir paquetes por una ciudad, pero de repente hay un atasco, llueve, o una calle se cierra por obras. Antes, eso causaba retrasos. Ahora, con la IA líquida, el sistema puede adaptarse en tiempo real. Es como si tuviera “ojos” que lo ven todo y “cerebro” para decidir al instante por dónde es mejor ir.

Este tipo de inteligencia ayuda a:

🔹️ Cambiar las rutas en tiempo real si hay tráfico.

🔹️ Coordinarse con robots que pueden hacer tareas diferentes según lo que se necesite.

🔹️ Usar datos del momento, como el clima o el estado de los vehículos, para tomar mejores decisiones.

🔹️ Hacer que todo el proceso sea más rápido y eficiente.

En resumen, la IA líquida no espera a que alguien le diga qué hacer, lo hace sola, al momento. Y eso es oro puro para las empresas de reparto.

La IA cognitiva: piensa como una persona

Ahora vamos un paso más allá. Esta otra inteligencia, la cognitiva, no solo actúa, también “piensa”. Aprende de lo que ha pasado, recuerda y se anticipa. Es como tener a un súper planificador trabajando sin descanso.

Gracias a esta IA, se puede:

🔹️ Elegir qué paquete entregar primero si uno es urgente o si hay una dirección más complicada.

🔹️ Simular varios escenarios antes de tomar una decisión.

🔹️ Aprovechar mejor el espacio en los vehículos.

🔹️ Reaccionar rápido si algo cambia en la ruta.

Además, cuando se junta con sensores y dispositivos conectados (lo que llamamos IoT), puede saber, por ejemplo, si una furgoneta tiene poca batería, si hay accidentes en la zona o si un paquete se ha desviado. Todo eso sin necesidad de intervención humana.

IA conversacional: hablar con la máquina y entenderse bien

Seguro que ya has hablado con algún chatbot cuando compraste algo online. Pues esto también ha mejorado muchísimo. Ahora, las empresas pueden usar la IA conversacional para tener conversaciones más reales con sus clientes. Nada de respuestas robóticas. Se trata de mantener un diálogo más natural, como si hablaras con una persona.

Esto hace que:

🔹️ El cliente reciba información clara y rápida.

🔹️ Las empresas puedan resolver problemas sin tanta espera.

🔹️ La comunicación fluya mejor por diferentes canales: mensajes, llamadas, apps, etc.

Pero no todo es magia: lo que se necesita para que funcione

Todo esto suena genial, ¿verdad? Pero hay un detalle importante. La IA no funciona sola por arte de magia. Para que de verdad sea útil, se necesitan tres cosas clave:

1️⃣ Datos buenos y fiables. Si la información es incorrecta, las decisiones también lo serán.

2️⃣ Una buena infraestructura digital. Es decir, tener buenos sistemas, redes y tecnología preparada.

3️⃣ Procesos bien pensados. Si lo que hay detrás está mal organizado, la IA no lo va a arreglar.

También hace falta que las empresas crean de verdad en esto. No vale con poner una tecnología porque está de moda. Hay que integrarla con sentido.

¿Y todo esto para qué?

La respuesta es sencilla: para que las empresas entreguen mejor, más rápido y de forma más sostenible. Porque al final, de nada sirve tener mucha tecnología si no mejora la vida de las personas.

Gracias a la IA, los pedidos llegan antes, con menos errores, y se gasta menos energía en cada entrega. Eso significa clientes más contentos y un planeta más cuidado.

Por eso, desde mi experiencia, insisto siempre en que la tecnología debe estar al servicio de las personas. La logística del futuro ya no es solo más rápida, también debe ser más humana, y la inteligencia artificial nos está ayudando a conseguirlo.