Lugo apuesta por bicicletas de carga para una última milla sostenible e inclusiva

En Lugo se está buscando un cambio importante en la forma en que se organizan las entregas finales, lo que conocemos como 'última milla'. Y lo están haciendo con bicicleta de carga y pensando en mejorar la ciudad para todos. Cuando lo leí, me dije: esto no es solo una idea, puede ser parte de un plan para transformar la logística urbana y llevarla a un futuro más sostenible y social.

Bicicletas de carga: movilidad sostenible al rescate

La idea es clara: usar bicicletas de carga dentro de la zona de bajas emisiones que rodea la muralla romana. Ese viejo cinturón urbano que ya limita el acceso de coches y motos con emisiones, se convertiría en un espacio ideal para la entrega con bicicletas. Uniformes, silenciosas, sin emisiones... son perfectas para el casco histórico y zonas peatonales.

Esto resuelve varios problemas a la vez: mejora la calidad del aire, reduce ruido y mejora el paisaje urbano. Y, al mismo tiempo, facilita la entrega de pedidos a domicilio, sin depender del coche o la furgoneta. Es un ejemplo de cómo la logística puede adaptarse a las necesidades de una ciudad histórica.

Zonas de bajas emisiones: mucho más que un cartel

La zona dentro de la muralla de Lugo ya tiene restricciones de tráfico y se planea extenderlas. Pero esta idea de usar bicis de carga encaja muy bien. No es una medida aislada, es parte de un esfuerzo mayor por reordenar el tráfico, aumentar las zonas peatonales y mejorar la accesibilidad.

Además, la Avenida de La Coruña está pensada para convertirse en un gran bulevar verde, a modo de paseo peatonal que conecte barrios con el centro. Y todas estas mejoras urbanas se diseñan pensando en que se puedan integrar sin problemas las bicicletas de reparto.

Proyecto Socilibre: entrega con inclusión social

Una de las partes más inspiradoras de este plan es su enfoque social. En el proyecto participa la asociación europea con Braga, formando a personas en riesgo de exclusión social: refugiados, inmigrantes... El objetivo es equiparlas para que trabajen en la red de reparto de la última milla usando bicis cargadas desde centros logísticos en las afueras.

Es un modelo doblemente positivo: se entrega de forma sostenible y se aporta a la comunidad. Un ejemplo claro de logística con propósito, que combina eficiencia con inclusión.

Ocho propuestas, una decisión

Para impulsar este proyecto, el Ayuntamiento ha recibido ocho ofertas de empresas especializadas: desde consultoras de smart cities hasta ingenierías locales. Todas presentaron planes piloto y estudios de viabilidad.

Esto significa que no se trata solo de una idea, sino de un intento serio de analizar cuál es la mejor forma de llevarla a cabo. Se valorarán los costes, el nivel de integración urbana, la viabilidad técnica y el compromiso social.

Por qué este modelo tiene futuro

Desde mi punto de vista, esta iniciativa destaca por su visión global:

  • Reducción de emisiones y ruido, ideal para centros urbanos históricos.

  • Adaptación a restricciones: la zona histórica ya limita vehículos contaminantes.

  • Integración urbana: mejorar calles mientras se reorganiza la logística.

  • Inclusión social: formar e insertar personas vulnerables.

No es una solución aislada: es una propuesta que pone en valor la logística como herramienta para mejorar la ciudad y las personas que viven en ella.

Ventajas para la ciudad y los comercios

Para Lugo, esto supondría una mejora real en la calidad del aire, en el atractivo turístico y en el bienestar de los vecinos. Para los comercios, entrega rápida y flexible, sin preocuparse por restricciones de tráfico, con un servicio moderno y respetuoso.

Además, la posibilidad de coordinar zonas logísticas en la periferia con centros de reparto locales puede significar eficiencia y ahorro para operadores y clientes.

Lo que viene ahora

El próximo paso es analizar los estudios y elegir la mejor propuesta. Después, vendrán las pruebas piloto, definir rutas, diseñar los centros logísticos y formar a los primeros ciclistas repartidores.

Si todo va bien, dentro de poco podríamos ver bicis cargadas circulando por Lugo, conectando almacenes periféricos con el corazón de la ciudad, mientras la gente disfruta de calles más tranquilas y limpios.

Reflexión final

Lugo está dando un paso coherente hacia el futuro. Al integrar logística, urbanismo y sociedad, demuestra que la última milla no es solo un asunto de transporte. Es una oportunidad para mejorar el aire, reducir el ruido, dinamizar los comercios locales e integrar comunidades.

Como consultor en logística sostenible, me creo firmemente que esta visión debe ser el nuevo estándar urbano. Es una forma de que la ciudad avance sin perder su esencia. Y Lugo tiene toda la oportunidad para ser pionera.