Hace unos días tuve la oportunidad de revisar a fondo un proyecto que me ha parecido una auténtica joya dentro del ámbito de la movilidad inteligente en España. Hablo de Sevilla TechPark, el parque tecnológico de La Cartuja, que está apostando de verdad por cambiar cómo nos movemos en nuestro día a día dentro de un entorno empresarial.
Y no hablo de ideas lejanas o teorías que suenan bien en papel. Estoy hablando de propuestas concretas, con presupuesto asignado y una hoja de ruta clara. Lo que están planteando es una forma muy sencilla, práctica y valiente de resolver tres problemas reales que todos conocemos: el uso excesivo del coche, la falta de opciones fáciles para moverse y la entrega de mercancías dentro de una ciudad que cada vez necesita ser más ordenada y limpia.
Un parque tecnológico que no se conforma
Sevilla TechPark no es un sitio cualquiera. Es un entorno donde trabajan casi 20.000 personas y en el que hay instaladas 295 entidades del ámbito tecnológico, muchas de ellas punteras a nivel nacional. Y precisamente por eso, tiene todo el sentido del mundo que sea este parque el que lidere un cambio en la forma en la que pensamos y gestionamos la movilidad en zonas de alta concentración empresarial.
Desde la Junta de Andalucía han lanzado tres consultas al mercado —sí, tres— que suman un total de 3,53 millones de euros. ¿Para qué? Para que las empresas y los expertos propongan soluciones que aún no existen o que están empezando a desarrollarse, y así puedan pilotarlas aquí, en un entorno real y con retos concretos.
Una ventanilla única para moverte sin líos
La primera propuesta es algo que, sinceramente, muchas ciudades ya deberían tener. Se trata de una ventanilla única digital para la movilidad, lo que técnicamente se conoce como una plataforma "MaaS" (aunque aquí no usaremos ese término).
La idea es muy simple: crear una aplicación o sistema desde el que puedas planificar tu trayecto, elegir el medio de transporte, reservarlo y pagarlo. Todo desde un mismo sitio, sin tener que usar tres aplicaciones distintas ni pensar si tienes saldo aquí o bono allá.
Además, esta plataforma integrará todos los medios posibles: transporte público, coche, bici, patinete, coche compartido… Todo lo que esté disponible, al alcance de un clic.
Y aquí viene lo que más me ha gustado: quieren que esta plataforma sea inteligente, que aprenda de cómo te mueves, que te sugiera rutas más rápidas o más baratas según tus hábitos, y que te ofrezca opciones personalizadas. Todo eso gracias a un sistema que puede ir aprendiendo conforme lo usas.
Para este proyecto, hay asignados 410.000 euros, que servirán para estudiar cómo debería ser esta plataforma, qué tecnologías harían falta y cómo podrían desarrollarla empresas o grupos de trabajo.
Coche compartido: la solución más simple al atasco eterno
Si trabajas en una zona donde todos los días hay colas, falta de aparcamiento o tráfico lento, esto te va a sonar. En Sevilla TechPark, el 70 % de la gente llega sola en su coche. Y esto tiene varias consecuencias: contaminación, pérdida de tiempo, estrés y un espacio público cada vez más saturado.
Por eso, la segunda propuesta se centra en un nuevo sistema de coche compartido. Pero no uno cualquiera, de esos que te hacen perder media hora en coordinar el viaje. La idea es que las propias personas que trabajan en el parque puedan compartir sus trayectos de una forma muy fácil, segura y que se integre en el día a día.
Aquí el reto es doble: por un lado, diseñar un sistema que se integre con las rutinas de cada empresa y que permita que los propios trabajadores se organicen. Y por otro, hacer que compartir coche no sea incómodo ni inseguro.
Para eso, se plantea usar tecnología que permita planificar los trayectos, avisar en tiempo real si alguien se retrasa o no puede ir, y además gestionar todo de forma que los datos estén protegidos, pero sean útiles para entender los hábitos de movilidad del parque.
Este proyecto tiene una dotación de 460.000 euros, y está especialmente pensado para reducir la huella ambiental del parque, al mismo tiempo que se mejora la experiencia de ir a trabajar.
Logística de última milla: menos furgonetas, más eficiencia
El tercer proyecto es, en mi opinión, el más ambicioso de los tres. Se trata de desarrollar un sistema automatizado para la última milla, es decir, para los últimos metros que recorren los paquetes o mercancías desde que llegan al parque hasta que se entregan.
¿La idea? Reducir el tráfico de furgonetas, evitar retrasos y entregar de forma más limpia, rápida y organizada. Y aquí entra en juego lo más avanzado del mercado: robots, vehículos pequeños autónomos, drones o lo que sea necesario para lograr que los repartos se hagan casi sin que te des cuenta.
La clave está en aplicar la tecnología no para complicar, sino para simplificar. Que una persona pida algo y lo reciba rápido, sin que una furgoneta de gran tamaño tenga que atravesar medio parque y ocupar espacio.
Este bloque tiene un presupuesto de 2,66 millones de euros, y es el que más impacto puede tener a largo plazo si consigue reducir la congestión y dar un mejor servicio tanto a las empresas como a los trabajadores.
Un proyecto que sirve de ejemplo
Lo que me parece más potente de todo esto no es solo lo que están proponiendo. Es cómo lo están haciendo. En lugar de lanzar un concurso cerrado y tradicional, lo que han hecho ha sido abrir una consulta preliminar al mercado. Esto quiere decir que están preguntando directamente a las empresas, universidades o expertos qué soluciones se podrían aplicar aquí, con las herramientas que ya existen o están en desarrollo.
Y esto no es solo una buena estrategia para encontrar ideas nuevas. Es una forma de implicar a todos en el proceso, de construir algo desde abajo y de convertir Sevilla TechPark en un verdadero laboratorio urbano.
Además, esto se enmarca dentro de un proyecto más amplio llamado eCitySevilla, que busca transformar todo el parque en un entorno digital, sostenible y autosuficiente desde el punto de vista energético.
Un modelo que se puede copiar
Lo que están haciendo en Sevilla es algo que se puede aplicar en muchas otras ciudades. Porque el problema del coche privado, de los atascos y de las entregas desordenadas no es exclusivo de este parque. Pasa en todos los núcleos empresariales grandes.
Pero lo interesante aquí no es el problema, sino la forma de afrontarlo. Con sentido común, con tecnología al servicio de las personas y con una mentalidad muy abierta: primero escuchar, luego construir.
Por eso, me parece una iniciativa que debería servir de ejemplo. Y no solo porque tenga impacto ambiental o tecnológico, sino porque mejora directamente la calidad de vida de quienes trabajan allí.
Lo que viene ahora
En este momento, las tres consultas están abiertas a propuestas. La mayoría cierran el plazo a mediados de septiembre, excepto una que ya cierra en julio.
Pueden participar tanto empresas como personas, ya sea de forma individual o agrupadas. Y lo más importante: no se trata de entregar un producto cerrado, sino de proponer ideas que puedan convertirse en soluciones reales en los próximos meses.
Es una oportunidad perfecta para quienes trabajan en movilidad, desarrollo de software, automatización o sostenibilidad urbana.
Conclusión: movilidad real, sin humo
Lo que más me gusta de todo este planteamiento es que no vende humo. No está pensado para hacer una nota de prensa bonita o para parecer moderno. Está diseñado para resolver problemas reales, con herramientas reales, en un entorno que existe y que tiene desafíos claros.
Y eso, en un momento donde todo parece demasiado complicado, es una bocanada de aire fresco.
Desde mi experiencia, pocas veces he visto un enfoque tan directo, bien organizado y abierto a la innovación como el que están aplicando en Sevilla TechPark. Si esto sale adelante como está previsto, no solo va a mejorar la movilidad allí, sino que puede abrir el camino a que otras ciudades hagan lo mismo.
Y eso, créeme, sería una gran noticia para todos.