En los últimos años, he podido observar de cerca cómo el sector logístico se ha transformado por completo. Lo que antes era una maquinaria lenta y previsible, hoy se ha convertido en un sistema tan rápido y cambiante como el propio comportamiento del consumidor.
Pero si hay dos empresas que realmente han sacudido los cimientos del modelo tradicional, esas son Shein y Temu. Ambas han puesto patas arriba la forma en la que entendemos la distribución, el almacenamiento y, en general, la logística tal como la conocíamos.
Y lo más curioso de todo esto es que no lo han hecho con grandes almacenes en Europa, ni con una flota propia de camiones o aviones, ni siquiera con una estructura física tradicional. Lo han hecho con inteligencia, datos y una conexión directa con el consumidor.
Hoy quiero explicarte qué están haciendo exactamente Shein y Temu, por qué está funcionando tan bien y qué podemos aprender —tanto si eres una empresa, como si simplemente te interesa cómo funciona este mundo—.
¿Quiénes son Shein y Temu? Un cambio de mentalidad
Shein es una marca china conocida por vender ropa a precios muy bajos y con un catálogo que cambia casi a diario. Temu, por su parte, también es china y se enfoca más en productos variados: desde gadgets hasta artículos del hogar, pasando por ropa, juguetes y todo lo que te puedas imaginar.
Ambas tienen algo en común muy importante: no siguen el modelo clásico de almacén + tienda + distribución. De hecho, su modelo es más parecido a un sistema bajo demanda. Y eso lo cambia todo.
En lugar de llenar estanterías con productos esperando a que alguien los compre, esperan primero a que haya pedidos y luego ponen en marcha su maquinaria logística. Así reducen riesgos, ahorran en inventario y pueden ofrecer precios más bajos.
El modelo “de China a tu casa” en tiempo récord
Quizá hayas comprado alguna vez en Shein o Temu. Y si es así, seguramente te sorprendiste con algo muy curioso: tu pedido viene directamente desde China, pero llega en pocos días.
¿Cómo lo hacen? La clave está en tres pilares:
Una red muy bien organizada de pequeños almacenes cercanos a las fábricas
Una integración total con las plataformas logísticas globales (aeropuertos, operadores de carga, hubs)
Una experiencia de compra que te hace sentir que todo es inmediato, aunque el producto aún no se haya fabricado
Gracias a esto, no necesitan tener centros logísticos propios en Europa. Se apoyan en la red mundial y en acuerdos con empresas que ya están operando en cada país. El resultado: logística ultrarápida, sin necesidad de construir infraestructuras.
¿Qué impacto tiene esto en Europa?
Aquí viene lo más interesante. Este modelo está empezando a poner contra las cuerdas a muchos negocios europeos, y no solo por los precios bajos. Lo que realmente preocupa es su capacidad de entrega y reacción.
Mientras que muchas marcas necesitan días o semanas para reponer un producto, Shein y Temu pueden ajustar su catálogo casi en tiempo real. Si algo se vende bien, lo reponen en horas. Si no funciona, lo quitan sin perder dinero.
Este nivel de flexibilidad es muy difícil de alcanzar si dependes de grandes centros logísticos centralizados. Por eso, muchas empresas europeas están empezando a repensar su forma de operar.
¿Y qué hay del coste? ¿Cómo puede ser tan barato?
Aquí entra en juego otro factor clave: el control total sobre la cadena de suministro. Estas plataformas tienen conexión directa con los fabricantes. No hay intermediarios, no hay márgenes de distribución clásicos. Todo es más directo, más ajustado y más automatizado.
Además, juegan con volúmenes tan grandes que pueden negociar condiciones de envío muy favorables. Y no olvidemos algo importante: muchas veces usan los propios datos de los consumidores para decidir qué fabricar, en qué cantidad y en qué momento.
Es decir, no están apostando a ciegas. Están fabricando exactamente lo que saben que se va a vender. Esto es eficiencia pura.
El papel de la inteligencia artificial y los datos
Desde mi experiencia, te puedo asegurar que lo que realmente diferencia a estas plataformas no es la logística física, sino la lógica que hay detrás.
Shein y Temu no operan como tiendas, operan como plataformas de datos. Analizan cada clic, cada búsqueda, cada carrito abandonado. Saben qué interesa, qué no, qué estilo está de moda y cómo se mueve el gusto en diferentes regiones.
Toda esa información se convierte en decisiones automáticas: qué productos mostrar, qué fabricar, qué ruta de envío usar, cuándo lanzar descuentos…
Esto es algo que muchas empresas aún no están aprovechando, y marca una diferencia brutal en costes, tiempos y efectividad.
¿Y qué está haciendo Europa ante esto?
Según los últimos análisis del sector, el modelo logístico de Shein y Temu ya ha obligado a varios países europeos a replantear sus políticas fiscales, arancelarias y de comercio electrónico.
Por ejemplo, uno de los grandes debates actuales es el límite de valor a partir del cual los productos importados deben pagar IVA o aranceles. Hoy en día, muchos pedidos pequeños quedan exentos, lo que da una gran ventaja a estas plataformas.
También se está estudiando cómo equilibrar la competencia para que las empresas locales no estén en clara desventaja. Pero mientras tanto, la realidad es que Shein y Temu siguen creciendo a un ritmo espectacular.
¿Qué podemos aprender de todo esto?
Lo primero que digo a mis clientes, es que no podemos competir copiando el modelo de Shein o Temu, pero sí podemos aprender de sus principios. Aquí te dejo algunas ideas muy claras:
La flexibilidad lo es todo. No se trata de tener más almacenes, sino de tener una cadena de decisiones más ágil y basada en datos.
La logística ya no es solo transporte. Es una parte clave de la experiencia del cliente. Si llega rápido, el cliente repite.
El dato manda. Quien sepa entender mejor a su consumidor y adaptar su catálogo en tiempo real, tendrá ventaja, sea grande o pequeño.
La externalización no es un problema si tienes el control. Subcontratar no significa perder calidad. Lo importante es tener la información y saber dirigirla.
El precio no es lo único. La personalización, la variedad y la sensación de novedad también juegan un papel fundamental.
Un nuevo mapa logístico en Europa
Todo esto está haciendo que el mapa logístico europeo cambie. Están creciendo los llamados “microhubs” urbanos, pequeños puntos de reparto en ciudades que permiten reducir los tiempos de entrega.
También están apareciendo modelos híbridos, donde marcas tradicionales colaboran con operadores logísticos más flexibles, para ganar agilidad sin perder control.
Y sobre todo, estamos viendo un cambio de mentalidad: la logística ya no es una parte “oculta” del negocio, sino una de las más visibles y críticas.
¿Es sostenible este modelo?
Una de las grandes críticas a Shein y Temu tiene que ver con el impacto ambiental: productos baratos, que viajan desde muy lejos, con embalajes múltiples… Todo eso genera dudas razonables sobre su sostenibilidad.
Y es cierto que queda mucho por hacer. Pero también es verdad que su modelo —al basarse en datos y fabricación bajo demanda— reduce en muchos casos el desperdicio de inventario, algo que sí ocurre en los modelos clásicos.
Además, ya están explorando formas de agrupar envíos, reducir el uso de plástico y colaborar con redes logísticas más eficientes. El reto ambiental está ahí, pero no están ignorándolo.
Reflexión final
Shein y Temu no son una moda. Son la "punta de lanza" de un cambio mucho más profundo. Un cambio en cómo consumimos, cómo fabricamos, cómo nos movemos y, sobre todo, en cómo entendemos la logística en el siglo XXI.
No se trata de copiarlos, sino de aprender a pensar como ellos, adaptarnos, ser más ágiles y usar mejor nuestros propios datos.
El futuro logístico no será del que más almacenes tenga, sino del que mejor sepa conectar el deseo del consumidor con una respuesta rápida, flexible y sostenible.
Y ese futuro, créeme, ya ha empezado.