Smart lockers: solución clave para la última milla en ciudades

En los últimos meses he estado analizando un fenómeno que está ganando cada vez más relevancia en las ciudades: los smart lockers, o taquillas inteligentes. Y he podido comprobar lo útiles que son para resolver un gran problema logístico, especialmente en lo que llamamos la “última milla”. Esa parte final que lleva el paquete hasta la puerta de tu casa. Te cuento por qué creo que son una gran oportunidad para nuestras ciudades.

¿Qué son los smart lockers?

Los smart lockers son casilleros automatizados, conectados a internet y disponibles para que cualquiera recoja o deposite un paquete sin necesidad de estar en casa o coordinar horarios. Funcionan así:

1️⃣ El repartidor deja el paquete dentro del casillero.

2️⃣ El sistema envía un código al destinatario.

3️⃣ El cliente introduce este código y la taquilla se abre para retirar el paquete.

Todo ocurre de forma automática y sin necesidad de contacto directo. Y esto es clave para ganar comodidad y eficiencia.

¿Por qué ayudan en la última milla?

El principal problema de la última milla es que muchos repartos fallan porque no hay nadie en casa. Eso obliga a volver otro día, generar más trayectos, gastar más tiempo y gasolina, y aumentar el tráfico y la contaminación.

Los smart lockers eliminan ese problema. El repartidor entrega en un punto fijo y accesible en cualquier momento.

Los beneficios son muchos:

🟢 Se reducen los viajes fallidos, lo que baja los costes.

🟢 Menos emisiones contaminantes.

🟢 La logística es más rápida y fiable.

🟢 El cliente recoge cuando puede, sin presiones de horario.

Más eficiencia, menos impacto

Además de evitar entregas fallidas, los smart lockers permiten consolidar repartos: en lugar de que un repartidor visite distintas calles, puede dejar varios paquetes en un solo punto. Esto ahorra combustible y reduce el tráfico en la ciudad.

También permiten elegir ubicaciones estratégicas, cerca de zonas residenciales, oficinas o centros comerciales.

De esta manera se optimiza aún más la operación.

Componentes de un sistema eficiente

Hay sistemas que van más allá del simple casillero. Incorporan pantallas táctiles, logística inteligente basada en datos, sensores para ahorrar energía y conectividad para integrarse con apps de mensajería y comercio electrónico.

Además, algunos modelos funcionan dentro de espacios con seguridad, como centros de coworking, estaciones de metro o edificios de oficinas, lo que añade un nivel extra de fiabilidad.

El papel de las ciudades

Los smart lockers encajan perfectamente en el concepto de ciudad inteligente. Permiten una distribución más limpia, ordenada y eficiente. Ayudan a cumplir objetivos como:

🟢 Reducir emisiones de CO₂.

🟢 Minimizar el ruido y la congestión.

🟢 Promover una movilidad urbana sostenible.

Pamplona, por ejemplo, impulsa proyectos piloto para integrar estos sistemas en su red urbana, como parte de su estrategia de ciudad inteligente. Estos experimentos muestran que no solo funcionan, sino que son bien aceptados por vecinos y empresas.

Obstáculos a superar

Como toda innovación, hay retos. El coste de instalación y mantenimiento no es trivial, y requiere que los ayuntamientos y empresas se coordinen. Además, hay que educar a la gente para que confíe y utilice estos sistemas. Pero la experiencia muestra que, una vez instalados, la adopción es rápida y efectiva.

También se necesita integración con otros servicios urbanos: transporte público, normativas de uso del suelo y seguridad. Es decir, hay que pensar en los lockers como parte de un ecosistema conectado.

La proyección de mercado

El mercado global de casilleros inteligentes está creciendo con fuerza. Se estima que pasará de un valor cercano a los mil millones de dólares a más del doble en pocos años. Esto refleja el interés real y las inversiones que se están movilizando.

El crecimiento responde a nuevas demandas como compras online masivas, necesidad de entregas seguras y cambios de hábitos tras la pandemia. Además, se está incorporando tecnología ecoeficiente: luces que se apagan, sensores de temperatura, materiales reciclables…

Innovaciones que vienen

Un punto muy interesante son los llamados “hubs urbanos”. Se trata de pequeños almacenes cercanos a los barrios, desde donde se hacen las entregas rápidas hacia los smart lockers o directamente al consumidor. Esta combinación se muestra como una solución muy eficaz: centraliza la logística sin necesidad de grandes infraestructuras ni camiones enormes moviéndose por la ciudad.

También están surgiendo smart lockers móviles o modulares que pueden trasladarse según la demanda, en días pico o eventos especiales. Esto aporta flexibilidad y menor inversión inicial.

Beneficios para empresas y ciudadanos

Para los operadores logísticos, esta solución se traduce en menos errores, menos costes operativos y clientes más satisfechos. Para los ciudadanos significa poder recoger paquetes a cualquier hora, sin tener que estar pendiente de avisos ni esperar al repartidor.

También puede servir para entregas internas en oficinas, universidades o grandes residenciales, facilitando el día a día de muchas personas.

Mi reflexión final

Personalmente, estoy convencido de que los smart lockers son una de las mejores herramientas para modernizar nuestra gestión urbana de la última milla. Tal vez no sean la única solución, pero sí una pieza que multiplica la eficiencia y sostenibilidad si se integra bien en el entorno urbano.

Los retos son reales: inversión, coordinación, adaptación social… pero las ventajas superan con creces estas barreras. Y si lo vemos dentro del marco de ciudades inteligentes, encajan como un engranaje que puede cambiar nuestra forma de mover paquetes y pensar ciudades.

Creo que apostar por smart lockers no es solo una buena idea; es una necesidad. Y es una oportunidad para construir ciudades más limpias, eficientes y centradas en las personas.